conversación con el ángel

Alberto Nessi

Buenos Aires - 2020

94 páginas, 21 x 14

ISBN 978-987-8320-07-6

Traducción: Pablo Ingberg

Con el apoyo de Pro Helvetia y Canton Ticino

UN VIENTO MISTERIOSO

En los últimos tiempos mi tía modista perdió los cabellos

un viento misterioso se los llevaba de noche

cuando santa Ana se dormía

en la iglesita de Boffalora: en el sueño

todas las horas pasadas hilvanando

regresaban y a cada hora un cabello

se iba, como un copo de nieve:

a la mañana, en el espejo, ya no era ella.

Recuerdo el tinelo con vista al taller

el balcón donde su madre, la vieja Florinda,

pasaba los últimos años al lado de una amarilis

con su cajita de rapé

en los ojos de lino la sombra del paleador

que la había traicionado en el amor, como en la canción:

yo escuchaba su voz enturbiada

agua de río después del chaparrón.

Postfacio de Pietro De Marchi:

Como escritor, y no hay diferencia si de narrativa o de poesía, Alberto Nessi siempre se propuso prolongar en el papel y por lo tanto en nuestra memoria algún momento en la existencia de las mujeres y los hombres comunes, que han quedado en la sombra, excluidos de la Historia e incluso de la crónica. No por casualidad, I giorni feriali (Los días laborables, 1969), Ai margini (En los márgenes, 1975) y Rasoterra (A ras de tierra, 1983) eran los títulos parlantes de sus primeros volúmenes de poesía, como prueba de una precoz elección de campo temático y estilístico a la que ha permanecido fiel, aunque sin negarse con el transcurso del tiempo a desarrollos y actualizaciones en los contenidos y en las formas.

Una confirmación nos viene de los textos incluidos en los libros siguientes, Il colore della malva (El color de la malva, 1992), Blu cobalto con cenere (Azul cobalto con ceniza, 2000), como también en la antología personal titulada Ladro di minuzie (Ladrón de minucias, 2010) y en su volumen más reciente, Un sabato senza dolore (Un sábado sin dolor, 2016), y por último en una preciosa edición de arte, el ciclo Ogni oltraggio (Todo ultraje, 2017).

En esta hermosa antología cuidada y traducida por Pablo Ingberg, los lectores de lengua castellana podrán descubrir a un poeta que, fiel a sí mismo, ha hablado siempre de sus temas privilegiados: la atención fraternal a los humildes y a los marginados, los afectos familiares, la naturaleza (en especial flores y plantas) y el arte (en especial la pintura); pero los lectores encontrarán también a un poeta que, sin renunciar jamás a un tono afable, ha sabido ampliar el propio horizonte y recorrer otros caminos, incitado por nuevas experiencias de vida, incluso dolorosas, y por nuevas lecturas o relecturas.

Al reseñarlo cuando apareció, se me había ocurrido escribir que en Blu cobalto con cenere se advertía un cambio. Nessi, poeta que había practicado casi siempre una escritura caracterizada por el “mínimo de retórica compatible con la poesía” (en palabras del crítico italiano Pier Vincenzo Mengaldo), en ese libro se permitía algún lujo más, un extra de literariedad, aunque sin ostentación.

Blu cobalto con cenere, publicado a la altura de los sesenta años del autor, era en resumen realmente el libro de la plena madurez de un poeta ya dueño de sus propios recursos técnicos y seguro de su propia voz, capaz de hacer coexistir sin fricciones, en la página,

realidad y metáfora, vida y literatura. Así, en “Viaggio” (“Viaje”), tercer poema de la sección final del libro, titulada Corona per mia madre (Corona para mi madre), las etapas del viaje del hijo en tren se alternaban, como sobreimpresiones, en las imágenes crudamente realistas de la agonía de la madre. Pero los “ángeles camilleros”, que en la segunda parte del poema levantaban con delicadeza a la mujer por sobre los dolores del mundo, eran una imagen inolvidable, chagalliana, de intensa y contenida emoción y de gran poesía. Bellísimo, para seguir dentro de la misma temática, es también un poema como “I morti” (“Los muertos”), en el cual los difuntos están allí, en el cementerio, inciertos entre el más allá y el más acá, y miran desde los nichos “con aires de hacerse perdonar”. Los lectores podrán luego confrontar un poema como “Le cose” (“Las cosas”), en la que aparece el sintagma epónimo del libro, “Blue cobalto con cenere” (“Azul cobalto con ceniza”), con el célebre soneto de Borges, “Las cosas”, incluido en el volumen Elogio de la sombra, y que seguramente Nessi conocía.

Desde entonces hubo que esperar diez años para que apareciera, con Ladro di minuzie (Ladrón de minucias), una obra que, además de resumir su producción en verso hasta ese momento, ofreciera también una selección de poemas extraídos de una colección inédita, Se luce non splende (Si luz no resplandece), sólo en parte anticipada aquí y allá, en plaquetas o en revistas.

El título de esa colección nunca publicada en forma autónoma está sacado de un poema, “Non dire” (“No digas”), constituida por siete estrofas de cuatro versos, y luego por un verso final, aislado, que precisamente reza: “non dire niente se luce non splende” (“no digas nada si luz no resplandece”). Es como si el poeta se invitara a sí mismo, y consigo a todos nosotros, a negarse a hablar o a poetizar si las condiciones de vida de los hombres y de las demás criaturas que habitan el planeta gritan venganza, si la violencia y el egoísmo se han salido con la suya en cuanto al sentido de justicia y de solidaridad. Las variaciones sobre el tema están subrayadas por uno de los procedimientos retóricos predilectos de Nessi, la anáfora (cada estrofa se abre con las palabras “Non dire…”, “No digas…”), y esto confiere al poema el ritmo de una letanía laica que se imprime en nuestra conciencia de hombres que viven en medio de los otros hombres. Es uno de los poemas más intensos de Nessi, en los cuales empeño civil y retórica (ars poetica) colaboran del modo más eficaz. Lo mismo se podría decir de otro poema, más breve, Rondini (Golondrinas):

[…]

Y de pronto, en las vallas, un meteco sin pulgar

me pregunta si vi a su hermano. Cristo, sí,

su hermano… Yo no sé qué decir, pienso en los muertos por agua,

en los devorados, en los heridos, en quien vive a plazos

en quien lleva golondrinas fulminadas en el corazón

aquí, cerca de la red, al final del verano

Es necesario detenerse un momento para aclarar que Nessi no es un poeta citador, que ostenta sus lecturas, que alude de manera teatral a otros textos, clásicos o modernos, para imitarlos o parodiarlos. Pero tampoco hay que creer que no haya tales alusiones. Las golondrinas de Nessi, fulminadas al final del verano, no pueden no hacernos pensar en aquellas de las que tantas veces habló un gran poeta como Giovanni Pascoli, sobre todo en el célebre poema X Agosto, en el cual el destino de un hombre y el de una golondrina se asimilan en la muerte, violenta para ambos.

Si abrimos el libro siguiente de Nessi, Un sabato senza dolore (Un sábado sin dolor), nos topamos, de repente en el primer poema, “Stazione” (“Estación”), con otra ave que, si es real, no por eso es menos simbólica: “partire da queste allodole / stramazzate tra fasci di binari” (“partir de estas alondras / desplomadas entre haces de vías”). Aquí también basta con el adjetivo elegido por Nessi (stramazzate, “desplomadas”) para que el lector se sienta llevado a pensar en la primera estrofa de un gran texto de la poesía italiana del siglo XX, en uno de los más conocidos de Ossi di seppia (Huesos de jibia) de Eugenio Montale:

Mucho el mal de vivir yo me he encontrado:

era el riacho atorado que borbota,

era el arrugamiento de la hoja

reseca, era el caballo desplomado.

Así, en el poema “Foglie e folaghe” (“Hojas y fochas”) de Se luce non splende el yo lírico se dirige a una de las hijas, la alienta a no ceder a la desilusión o la añoranza y le sugiere mirar hacia delante “come fa la folaga / quando va via sull’acqua scintillante” (“como hace la focha / cuando se va por sobre el agua centelleante”). El símil, enfatizado por la aliteración (fa / folaga, “hace / focha”), hace acordar de uno de los

tantos epigramas naturales que se leen en la Commedia dantesca, pero hace pensar también en los animales que se convierten en símbolo de resistencia, por ejemplo en la poesía de Montale (“L’anguilla” –“La anguila”–) o de Giorgio Orelli (“Frammento della martora”, “La trota” –“Fragmento de la marta”, “La trucha”).

Más que otras, parece haber obrado en Nessi la gran lección de Giorgio Orelli, el poeta suizo de lengua italiana que ha sido modelo para muchos que vinieron después, y al que el propio Nessi homenageó más veces también en verso (“Omaggio a Giorgio Orelli”, “Karpathos, leggendo Giorgio Orelli” –“Homenaje a Giorgio Orelli, ”, “Kárpathos, leyendo a Giorgio Orelli”–). Piénsese que uno de los poemas más recientes de Nessi, “Vecchio con girello” (“Viejo con andador”) de Un sabato senza dolore, en el cual “la lucertola schiacciata – verdazzurro barbaglio / che scolorisce sotto il sole di giugno / un po’ ogni giorno un po’ di più ogni giorno” (“la lagartija aplastada –resplandor verdiazul / que se destiñe bajo el sol de junio / un poco cada día un poco más cada día”) trae a la mente el mirlo muerto de uno de los textos más memorables de Spiracoli (Espiráculos, 1989) de Orelli: allí también, como en Nessi, los colores del pájaro aplastado sobre el asfalto (el negro de las plumas, el rojo de la sangre, el amarillo del pico) resisten más días antes de la desaparición definitiva.

He ahí entonces una de las razones de la fascinación discreta de la poesía de Nessi: es una poesía accesible, como pocas otras, a los lectores no especialistas, porque no presente en la superficie oscuridades ni obstáculos a la comprensión literal; pero es también una poesía que ofrece generosas satisfacciones a los lectores más entendidos que sepan aprovechar su riqueza profunda y no exhibida. Se trata, es evidente, de alusiones, citas más o menos secretas que por lo general escapan a quien lea la poesía en traducción, pero es justo recordad que ese componente intertextual está y contribuye no poco, de modo directo o subliminal, al efecto poético. Porque la poesía de Nessi, como la de todos los poetas honestos, nace de la vida, sí, pero en compañía de otra poesía, o de la poseía de otros.

Pero volvamos a la imagen de la luz, de la que hablaba hace poco a propósito del título Se luce non splende. El motivo de la luz parece representarse de hecho de manera más frecuente, en la poesía de Nessi, en concomitancia con el asedio cada vez más insistente a la oscuridad (la enfermedad, la vejez, la muerte. Y precisamente Un sabato senza dolore es el libro doliente y luminoso del combate del poeta contra la oscuridad. El volumen, sin lugar a dudas uno de los más bellos entre los muchos de Nessi, está dividido en tres

secciones: Apparizioni (Apariciones), que es un título sereniano, del Vittorio Sereni de Gli strumenti umani (Los instrumentos humanos); Familiari (Familiares), que una vez más hace pensar en Giorgio Orelli y su “círculo familiar”, e Il buio e il petalo (La oscuridad y el pétalo). En este último caso, el título proviene del último verso del segundo poema de la sección, Se è vero (Si es verdad):

Si es verdad que quien muere no muere del todo

sino que permanece en los lugares donde vivió

y se pasea hablando con los árboles

tú no estás muerta porque te veo cada tanto

en la morada blanca del convólvulo

bajo el cerezo que no viste florecer.

[…]

Si es verdad que quien vive no vive del todo

nos vemos a mitad de camino, en el dique seco

entre la muerte y la vida, la oscuridad y el pétalo.

Todo, hasta cierto punto, se reduce a lo esencial, a la oposición entre la vida y la muerte, a la que hace de contrapeso el persistente diálogo imaginario, la conversación ininterrumpida entre los vivos y los muertos: si tan sutil es la pared que nos separa de los familiares y de los amigos fallecidos, se podrá salir en su busca y rencontrarlos a mitad de camino, ya no envueltos “en la niebla del más allá” (“Gli amici”, “Los amigos”). Y podrá suceder que en el día de los Santos el fantasma de la madre vuelva en el viento, abra la puerta, vuelva a vivir un poco en su barrio, pero “en puntas de pie sobre las hojas de los tilos / para no molestar” (“Madre”).

Hay momentos de armonía y de alegría, también de estupor por la belleza del mundo, del paisaje, de los rostros femeninos, en la poesía del último Nessi. Piénsese en una pequeña joya como “Bienne, Coin-des-Tilleuls, 6 settembre”, de la sección Apparizioni:

A la sombra de un tilo

hay una chica de ojos

medio azules medio verdes

de maravilla.

Hay allí una gracia, una ligereza de tacto que hace pensar en los poemas de Sandro Penna. Y sin embargo el sentimiento dominante es el de la melancolía de quien siente que la vida en gran parte ya pasó y que la meta no debe de estar muy lejos. El último poema del

libro, uno de los puntos más altos en toda la obra de Nessi, y que merecidamente da título a esta antología, es “Conversazione con l’angelo” (“Conversación con el ángel”). Es una suerte de rendición de cuentas dubitativa, de inquieta interrogación sobre la propia vida y, dentro de la vida, sobre el propio trabajo poético: “E tutte quelle righe che vai tracciando?” (“¿Y todos esos renglones que vas trazando?”).

Por su estructura dialógica este poema recuerda algunos poemas de Gli strumenti umani de Vittorio Sereni o de Nel magma (En el magma) de Mario Luzi, libros aparecidos a mediados de los años sesenta, cuando Nessi comenzaba a escribir y a publicar; pero en los versos finales del texto, el nombre que Nessi debe de haber tenido más presente de todos es sin duda el de Giorgio Caproni, otro de los grandes maestros de la poesía italiana del siglo XX. Me refiero en particular a su memorable “Congedo del viaggiatore cerimonioso” (“Despedida del viajero ceremonioso”). Nessi también, en su bellísima Conversazione con l’angelo, escribió una conmovedora “despedida”:

… … … Pero tú ¿quién eres?

¿Me llamaste? ¿Ya es la hora? ¡Qué rápido!

Guardo la corneta en el estuche

preparo la valija: voy y saludo

a las mujeres las hojas la luz

que amé”.

Las mujeres, las hojas, la luz (pero en Nessi sin comas que las separen): es como una síntesis de la vida y de los amores tenaces del yo lírico, de su fidelidad a la existencia, aquí, en la tierra. Una vez más, junto a las mujeres (la madre, la esposa, las dos hijas…), y junto a las hojas, que están en toda la naturaleza, he aquí que regresa, en posición eminente, en el cierre del verso, la luz. Si es verdad que “con el tiempo se decolora todo” (“A Lucia, sul confine”, “A Lucia, en el confín”), Alberto Nessi sabe bien que hay que preservar la luz, esa luz que tiñe las cosas del mundo. Su poesía es para todos nosotros una preciosa linterna en la noche, que nos ayuda a ver mejor en la oscuridad o en la penumbra que todos debemos atravesar.

El valiente curador de esta antología ha elegido dar mayor representación a la parte más reciente de la producción poética de Nessi, traduciendo integralmente los veintisiete textos publicados con el título Ogni oltraggio. Se trata de una conmovedora secuencia lírica, con el poeta que se representa as an old (and ill) man. Parafraseando el título de un célebre volumen de la poeta Amelia Rosselli, se la podría definir como una “serie hospitalaria”, porque también aquí es constante el pensamiento en la enfermedad (el cáncer-cangrejo), con

todo lo que ésta implica, de visitas oncológicas y protocolos de curación por seguir. Lo cierto es que la enfermedad, que inevitablemente agrava la sensación de precariedad de la existencia, agudiza no obstante la sensibilidad del poeta y su adhesión a todos los aspectos, incluso mínimos, de la realidad cotidiana. Nos encontramos, de nuevo, con la mirada y la atención del yo lírico posadas en las flores del campo, en los pájaros del cielo, en las personas que tiene cerca, los médicos, los enfermeros, los parientes, los amigos y sobre todo la esposa, la compañera de una vida gracias a la cual “el arco / conyugal, que vence todo ultraje” puede tenderse como un arco iris después de un violento temporal.

PIETRO DE MARCHI

Alberto Nessi

Alberto Nessi (1940) nació en Chiasso, creció en Mendrisio y vive en Bruzella, tres pueblos del Tesino (Ticino, el cantón suizo de lengua italiana) muy cercanos a la frontera con Italia y muy próximos entre sí, hoy prácticamente contiguos. Estudió en Locarno y en Friburgo y trabajó como docente y publicista. Su obra incluye, en poesía: I giorni feriali (1969), Ai margini (1975), Rasoterra (1983), Il colore della malva (1992), Blu cobalto con cenere (2000), Ladro di minuzie – Poesie scelte (1969-2009) (2010), Un sabato senza dolore (2016), Ogni oltraggio (2017); en narrativa: Terra matta (1984), Tutti discendono (1989), Fiori d’ombra (1997), La Lirica (1998), La prossima settimana, forse (2008), Milò (2014), además de varios libros de ensayos y testimonios y guiones para radioteatros, incluyendo uno sobre Alfonsina Storni, nacida en el Tesino.

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