puerto oscuro

Mark Strand

Buenos Aires - 2019

106 páginas, 21 x 14

ISBN 978-987-3760-99-0

Traducción de: Adalber Salas Hernández.

Caminá en cualquier dirección y llegarás a la calle principal.

Hay algo en las tienditas sosas, los objetos inútiles

que se vuelven necesidades, una sensación de dirección,

incluso la impresión de convertirte en vos mismo al volver,

mientras pasás por las afueras, filas de casas

iluminadas por el verde helado de la TV, esparciendo

un brillo de familiaridad, de liberación, mientras

caminás de vuelta al centro donde a esas horas las calles

están desiertas, salvo por el lento paso de los autos

y alguien quieto sin ninguna razón, aquí y allá,

con una carta entre las manos o una correa

sin perro, proyectando una sombra,

y pasás sin saber si este regreso es un fracaso

o un signo de triunfo, una señal de que ha llegado el momento

de abrazar tus orígenes como si fueras vos mismo,

que permanecer lejos ya no tiene sentido, incluso si nadie

derrama lágrimas por la tontería o sabiduría de tu decisión;

el mundo siempre se las ha arreglado sin vos

Lucas Margarit sobre Puerto Oscuro de Mark Strand

Puerto oscuro. Un poema de Mark Strand. Traducción de Adalber Salas Hernández, Buenos Aires, Zindo & Gafuri, 2019.

Nos encontramos ante una traducción reciente de un enorme libro de un gran poeta. Mark Strand (1934-2014), además de haber ganado entre otros los premios Bollingen y Pulitzer ha sido una de las voces poéticas más interesantes de su generación. En esta oportunidad hablaremos de un libro que se publicó por primera vez en 1993, Dark Harbor. A Poem.

Se trata de un poema dividido en un “Proemio” y cuarenta y cinco secciones, cada una numerada y todas estructuradas a partir de tercetos, que a diferencia de la terza rima de Dante, no participan de rima ni de cierta homogeneidad en el tono. Strand va armando sus poemas a partir de una experiencia y una intuición que coexisten como motivos y como motores de la escritura del poema.

Si hablamos de Dante es porque no sólo Strand lo ha traducido, sino también porque este conjunto trata acerca de un camino y de un recorrido que hace un sujeto por diferentes zonas tanto de una geografía particular como por una serie de prácticas escriturarias y de referencias a la caída y elevación, la anábasis que se relaciona con el conocimiento y, claro está, desde la experiencia de un sujeto: “¿Dónde quedó la experiencia que significó tanto, / que tuvo tanto peso? Dónde está ahora, / sino alejada en la memoria, en el aire de la memoria” (IX, p. 25). Pese a este acercamiento que proponemos, el propio Strand en varias oportunidades se encarga de desmentir la influencia del poeta fiorentino.

Por otra parte, enfrentamos un recorrido que se ve envuelto en las brumas de la memoria y en las revelaciones del sueño, como una percepción intermitente que va sellando sentidos posibles, pero que también se proyecta sobre su caminos a seguir. Lo dado y lo que se va conformando entran en una tensión donde la voz poética de manera pausada y entre las pisadas, conforma las imágenes.

El libro comienza con un “Proemio”, punto de partida que ya nos muestra que el camino se superpone con la vida, que uno acompaña al otro como si fueran marcos de exhalación y visión. Respirar es desde este primer instante observar:

“Esta es la vida”, dijo, mientras alcanzaba la primera
de las muchas orillas del mar que buscaba, y se abrochó el abrigo y alzó el cuello y comenzó a respirar. (p. 7)

Pero también este inicio es una especie de nacimiento, un instante que implica el surgimiento de la mirada, de la exhalación y de la palabra. Tres elementos que van a acompañar a este yo poético por el recorrido propuesto desde el principio. Este proemio, de alguna manera nos está introduciendo en ese sendero, en esa “calle principal” [Main Street] donde tendrán lugar acontecimientos varios y la misma escritura. Porque toda palabra emerge y toda palabra rectifica la imagen que se proyecta en el poema. Un sujeto que expone su camino por ese espacio que no sólo es su experiencia, sino también el poema.

Y como la experiencia no es una ni continua, el poema va ofreciendo variantes y puntos de vista que implicarán registros de enunciación distintos. La voz frente al mundo parece estallar en maneras de decir: desde lo directo, descriptivo y real hasta la experiencia de lo tenue y fantasmagórico. Todo entra en estos ámbitos del poema.

Incluso la naturaleza y la presencia de Orfeo son elementos poéticos que se entrecruzan como maneras de ver el mundo y de reflexionar sobre lo que es o podría llegar a ser.
Es entonces que el poema en tanto instante de enunciación es también por momentos un lamento por lo ido y por lo olvidado. Por lo que se fue modificando y lo que se fue degradando. En todo camino se produce ese deterioro de lo que se ve:

Es una lástima que la naturaleza ya no signifique el bosque, ni el descampado, ni siquiera nuestro peor comportamiento, ni el comportamiento de

ciertas criaturas. Es una lástima que no podamos
creer que el hombre y la naturaleza estén esencialmente
adaptados el uno al otro […] (XXXIV, p.77)

En aquellas mutaciones que se producen en cada camino es cuando se extrañifica el mundo y es la mirada del poeta que intenta demarcarlo con cada una de sus palabras. Incluso en este recorrido que propone este libro hay silencios que toman el espacio del viento y de la infancia.

La edición de Zindo & Gafuri es cuidada, la imagen de la cubierta sugerente y acorde con el contenido del libro. Un comentario aparte merece esta traducción de Adalber Salas Hernández, que pese a poder debatir un par de decisiones, es impecable, en ritmo y en fidelidad al tono del poema de Strand. Sin dudas, la perspectiva que ofrece el traductor está en consonancia con el sendero que nos ha propuesto este Dark Harbor / puerto oscuro.

Mark Strand

Mark Strand nació en Summerside, Isla del Príncipe Eduardo (Canadá) en 1934, y es reconocido como uno de los más importantes poetas de su generación. Fue laureado como Poeta de los Estados Unidos 1990-1991, y canciller de la Academia de Poetas Americanos de 1995 a 2000.

Murió a los ochenta años el 29 de noviembre de 2014 en Brooklyn (NY).

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