Serie B y Desde el fondo de la barra, en 1998 y 1999, confirman que ha encontrado una voz propia. La crítica se apresura a catalogarlo junto a los representantes del realismo sucio, y es cierto que tanto Bukowski como Carver figuran entre sus referentes, pero es Luis Antonio de Villena quien subraya que ninguno de ellos lleva tan lejos como Iribarren la austeridad formal que conduce a una literatura casi desnuda, por lo que propone los términos minimalismo y realismo limpio como más adecuados a su caso. Claro que muchos también le cuentan entre los cultivadores de la poesía de la experiencia, grupo formado por autores de su generación al fin y al cabo, pero de quienes le alejan determinados aspectos como el apego de éstos a la métrica tradicional. Con el nuevo siglo la poesía de Iribarren empieza a ser más conocida y apreciada, como prueban la antología de poemas traducidos al euskera Gainontzekoa, kontuak dira en 2000, y sobre todo La ciudad en 2002, que contiene una selección personal de su obra entre 1985 y 2001, incluyendo dieciséis inéditos.»No hay más» (antología) es el primer libro publicado en Argentina de este autor que cada vez alcanza mayor reconocimiento por su amplia y peculiar obra.
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